¿Sufres de dolor cervical frecuentemente?
¿El Síndrome Cruzado Superior te suena? ¿Sabes lo que es? Si no es así, te invito a que sigas leyendo a ver si te identificas con ello.
El síndrome cruzado superior ( SCS ) es una patología de tipo postural. Afecta a la zona cervical, zona dorsal y los hombros principalmente. En el SCS hay una serie de grupos musculares que presentan contracturas y una serie de músculos que son débiles.
Como comentamos en un artículo anterior, las contracturas mantenidas durante mucho tiempo conducen a un acortamiento de la fascia en dicha zona modificando la posición de la zona afectada. Ello da como resultado una posición mantenida en el tiempo que a la larga afectará la zona articular y a los tendones que la rodean. En este artículo vamos a centrarnos en dicha zona, pero no hay que olvidar que la alteración de una zona corporal afecta zonas a distancia pudiendo dar lugar a patologías en sitios más alejados.
Como hemos comentado antes, hay una serie de músculos que presentan gran tensión como son los pectorales, el trapecio y el angular del omóplato.
Hay otra serie de músculos que están debilitados: los flexores profundos del cuello, el romboides y el serrato anterior.
Como se observa en el dibujo, estos músculos contracturados junto con los debilitados colocan la columna cervical, la zona dorsal y los hombros en una posición anómala. Esta posición fijada en el tiempo, da como resultado una alteración postural, la cual a grandes rasgos da:
- Una hiperextensión de la primera y segundas cervicales.
- Inclinación de la cabeza hacia delante.
- Tensión postural desde las vertebras cervicales inferiores hasta, aproximadamente, la cuarta dorsal.
- Abducción de la escápula ( el omóplato rota sobre el tórax y se desplaza hacia fuera respecto de la línea media corporal).
Como consecuencia de lo anterior:
- El eje de la fosa glenoidea se altera provocando una actividad adicional del supraespinoso. Podéis comprobar en el dibujo como el hombro se anterioriza y se “enrolla” sobre si mismo.
- Aumenta la tensión en el segmento cervical y dorsal. Ello provoca dolor en dichos segmentos, así como en el hombro y brazos. Además, hay una disminución de la eficacia respiratoria.
Todo ello va pasando poco a poco, sin que nos demos cuenta. Un buen día comenzamos a notar molestias en la zona cervical y dorsal. Pasado cierto tiempo nos damos cuenta de que ya no podemos coger con facilidad ese tarro que hay en el estante de arriba de la cocina. Después notamos que hacemos cosas “raras” para ponernos y quitarnos la chaqueta. Y luego notamos la imperiosa necesidad de enderezar la zona dorsal ( ya sabéis, deshacer la “joroba”).
Con el paso del tiempo acabamos delante del médico. Este nos acaba diagnosticando una cervicalgia y una tendinitis del supraespinoso. Tras 3 cajas de antiinflamatorios nos envían con un poco de suerte a rehabilitación. Allá hacemos 20 sesiones de tratamiento en las cervicales y en el hombro. Y mejoramos….Pero al cabo de unos meses los síntomas vuelven….Tras dos tandas más de rehabilitación, el médico nos dice que la única manera de quitar el dolor del hombro es haciendo una artroscopia.
Si volvemos al principio del artículo y lo revisamos….¿No hubiera sido más sencillo tratar esa alteración postural?…¿Creéis que con la artroscopia se resuelven todos los problemas?…¿O creeis que irán apareciendo nuevas molestias e incrementándose otras que ya habían?
Hay varios tipos de tratamientos sobre las alteraciones posturales. No existen tratamientos buenos o menos buenos. Existen maneras de aplicarlos de una forma u otra. Existen terapeutas y terapeutas.
Se pueden hacer estiramientos y hasta comprar los tirantes esos que anuncian en el teletienda (por favor, ¡¡¡NO LO HAGÁIS!!!).
Antes de comenzar cualquier tipo de pauta de ejercicios, recomendamos enseñar al cuerpo del cliente cual es la “normalidad”. Para ello hay que tocar, recolocar, trabajar la fascia, estirarla y enseñar que hay otra manera de moverse. Una manera más armónica, eficaz, sin sufrimiento. Y todo esto se consigue con las manos del fisioterapeuta en contacto con la piel, músculo y esqueleto del cliente.
El terapeuta, con sus manos, va dando ese estímulo de “colocación ideal”, la cual de una manera sutil es captada por el cerebro y los tejidos. De esta manera el cuerpo va aprendiendo otra manera de moverse, otra manera de posicionarse, otra manera diferente de hacer…
Hay unos segmentos clave a tratar como son la antepulsión de los hombros así como su elevación. También hay que darle elasticidad a la zona dorsal y costal. Otra zona importante es la zona suboccipital, la cual hay que elongar. A la vez hay que hacer un trabajo sobre los músculos de los ojos. Y la pelvis, tan importante. También se deben de ir incorporando patrones nuevos de movimiento…..
Un saludo!!
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Tener una buena calidad de movimiento corporal, sin dolor, mejora indudablemente nuestra vida y para ello ponemos todo nuestro conocimiento y toda nuestra experiencia a tu disposición.
Institut Dinàmic